Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, Pontevedra, 28/10/1866 - Santiago de Compostela, La Coruña, 05/01/1936) fue un dramaturgo, poeta y novelista que formó parte de la corriente literaria del modernismo. Considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX fue bautizado como Ramón José Simón Valle Peña, adoptando lo de Valle-Inclán de un antepasado. En cuanto a su nacimiento, se duda que fuera la Puebla de Caramiñal, si bien él escribió una vez que había nacido en un barco que hacía la ruta por la ría de Arosa. Hijo de viejos hidalgos venidos a menos, con poca fortuna. En sus primeros tiempos se sintió inclinado hacia el carlismo y en sus tiempos universitarios, optó por el regionalismo más tradicionalista, de hecho militó en el partido Comunión Tradicionalista. Se traslada a Madrid donde cogerá cierta fama al participar en diversas tertulias, y tras su regreso de México, vuelve a la capital donde ya se va haciendo nombre y es en 1899 cuando pierde el brazo en una discusión con un periodista que le da un bastonazo y le provoca una herida al clavarle los gemelos que se gangrena y deben amputarle el brazo, que da al traste con su carrera de actor, pero no la de escritor ni la costumbre de arengar en las tertulias de los cafés de Madrid. Miembro de la generación del 98 y la literatura modernista, dejo una larga lista de novelas, cuentos, relatos, poemas, artículos periodísticos, un ensayo, obras de teatro, varios libretas para óperas, crónicas de guerra, etc. y un buen número de obras inéditas. Además, inspiró varias canciones de la desaparecida cantante y compositora Cecilia, recogidas en su álbum inédito, así como inspiró varias películas y series de televisión.
El número 202 de la colección teatral La Farsa, nos trae una Comedia en verso dividida en tres jornadas y que se estrenó el 3 de junio de 1931 en el Teatro Muñoz Seca, con dibujos de Merlo que suma una caricatura en la trasera. En la portada fotografía de Irene López Heredia durante la representación.
Escrito en verso, esta "sátira" no deja de ser una profunda crítica a la corte de Isabel II, la reina conocida como la castiza. Valle-Inclán usa el esperpento de unos personajes que se corresponden con seres reales que ocupaban la cúspide del poder en esos tiempos y nos presenta a unos avariciosos y corruptos que se regocijan traficando con unas cartas de tono subido que mandaba la reina a su amante, o a uno de sus amantes, tal vez el general Serrano. La ridiculización de ese mundo, el estilo de presentarlo y la forma dada a dicha crítica constituyen una creación original que abriría un campo novedoso en el teatro, como un documento de lo que se conocía o se intuía que pasaba en la corrupta corte isabelina. Es un poco difícil de leer y requiere una representación muy estudiada, pero merece la pena dedicarle el tiempo necesario y, sobre todo, saber de qué va.
@ 2025, by Santiago Navas Fernández
