Francisco Ramos de Castro (Madrid, 1890 - 04/11/1963) periodista condiscípulo de Ramón Gómez de la Serna y dramaturgo que tardó en entrar en el mundillo de los escenarios, es autor de numerosas obras de teatro y participante en colaboración de varias Zarzuelas como "La del manojo de rosas", "Me llaman la presumida", etc. Anselmo Cuadrado Carreño (Segovia, 1896 - Madrid, 16/05/1952), otro dramaturgo teatral ocasional, hijo de una potentada familia fabricante de alfombras en Segovia, alcanzó en su carrera como libretista de Zarzuela numerosos éxitos, en particular conjuntamente con Luis Fernández de Sevilla, pero también con Francisco Fernández de Castro, destacando su colaboración con el maestro Sorozábal en "La del manojo de rosas".
El número 177 de la colección teatral La Farsa nos trae una Comedia en tres actos, estrenada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 17 de diciembre de 1930. Contiene dibujos de Gutiérrez Navas y dedicatoria a Aurora Redondo y Valeriano León. Al dorso una foto de la obra con todos los actores.
Tirando de tópicos pero con una genial adaptación del lenguaje más escogido del tan tiranizado "cateto", frente a un culto profesor, preocupado tanto de su misión como de las necesidades de la población, los autores nos traen una historia épica casi sobre la vida rural en determinadas condiciones. De cuando pegar a un niño era bien visto e incluso imprescindible según algunos "la letra con sangre entra". Contra eso se rebela también el profesor, contra el mal uso de los fondos públicos municipales, contra el maltrato a los niños... y por eso lo quieren quitar. El protagonista es un joven huérfano que en manos de su tío trabaja de sol a sol y por eso no quiere demostrar que estudia, así le castigan y no tiene que volver a casa tan pronto. Y su amiga, una jovencita estudiosa e inteligente pero pobre y mujer, cuyo futuro mejor es acabar de sirvienta en Madrid, donde el señor de la casa la acosará. El tiempo pasa, al fin crece lo suficiente para escaparse y como "más cornás da el hambre", intenta ser torero. El tono de humor de la obra no permite a los autores a descubrir la verdadera tragicomedia y enseguida enderezan el argumento hacia un final feliz. Podía haber dado más de si, pero el éxito exige ciertos sacrificios.
@ 2025, by Santiago Navas Fernández