Lauro Olmo Gallego (El Barco de Valdeorras, Orense, 09/11/1921 - Madrid, 19/06/1994) fue un dramaturgo español. Está considerado uno de los dramaturgos más representativos del estilo del realismo social durante los años de la dictadura franquista y las primeras décadas de la democracia. También poeta, novelista, y escritor de narraciones breves y cuentos, sufrió los avatares de la emigración de su padre, la II República, la Guerra Civil y los años más duros de la censura de la dictadura franquista. Hasta 1962 no estrenó su primera obra, pero es autor prolífico incluida sus colaboraciones con su esposa Pilar Enciso, a la cual conoció en el Ateneo de Madrid, donde Lauro iba a leer en su biblioteca y se relacionó con diferentes intelectuales. Su vida en la capital le obligó a trabajar desde muy joven en cualquier oficio donde ganara algo, debido a la situación complicada de su familia, por lo que conoció de primera manos las tragedias de la pobreza y el hambre. Fue uno de los autores más censurados en España durante el franquismo, sin embargo, sus obras se tradujeron a varios idiomas y recibió numerosos premios como el Premio Nacional de Teatro, el Premio Leopoldo Alas, el Valle-Inclán, el Premio Larra, el Álvarez Quintero de la Real Academia Española (en dos ocasiones), Premio Mejor Obra extranjera de Buenos Aires, Premio Manuel Espinosa y Cortina de la Real Academia, Premio del Círculo de la Crítica de Uruguay, Finalista del Premio Nadal, el Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud, el Premio Fastenrath de la Real Academia, etc.
El número 519 de la colección teatral Alfil nos trae una Tragicomedia en dos actos, estrenada en el Teatro Goya de Madrid el 4 de mayo de 1966, bajo la dirección de Julio Diamante. Contiene dedicatoria y breve presentación del autor, más una biografía al dorso.
Obra cargada de intención, como casi todas las de Olmo, que permanece subyacente para que cada uno lo interprete a su gusto, hay que tener en cuenta el momento en que se escribe y que era un autor al que la censura ya le había prohibido alguna obra e incluso en ciertos círculos se le acusaba de comunista. Un maduro entrado en la cincuentena ha dedicado su vida al culto a su cuerpo, haciendo gimnasia, deporte y sólo lee periódicos deportivos, vive a expensas del patrimonio heredado por su esposa que va despareciendo poco a poco. Se insinúa un tanto el posible enamoramiento de la sobrina de su mujer, sin embargo, nada de esto ocurre, su relación con la juventud es tormentosa, las nuevas generaciones no le merecen confianza. Machista y violento, al menos de palabra, su mujer ya está acostumbrada aunque no le gusta que sea así. En todo caso, la única cosa que le mantiene activo es la exhibición de su musculatura.
@ 2024, by Santiago Navas Fernández