jueves, 6 de abril de 2023

LA RUEDA.


Juan Antonio de Laiglesia (Madrid, 06/11/1917-2002) fue abogado, periodista, dramaturgo y guionista. En 1950 fundó la compañía itinerante "La Carreta" con la que recorría las zonas rurales con obras de vidas de santos escritas por él mismo y que le valió el premio Virgen del Carmen en 1953 con su "Retablo de la Virgen Marinera". También realizó operetas infantiles e historias para niños en los que actuó como consejero de la Junta Nacional de Publicaciones, siempre con un espíritu inductor de la moralidad y el comportamiento a gusto con la época franquista. Fue premio Nacional Calderón de la Barca en 1954 en solitario por la obra "La Rueda". Trabajó con otros autores. En 1965 escribió "El Vicario de Dios" en defensa de Pío XII.

En el número 124 de la colección teatral de Alfil, nos llega esta farsa en dos actos que fue estrenada en el Teatro María Guerrero el 22 de abril de 1955. Además de una breve biografía al dorso, el librito contiene dibujos del montaje de los escenarios.

Creo que el título más adecuado habría sido el anillo, que es el objeto que sirve de hilo conductor al argumento de la obra, donde el sustrato que cose la historia es el amor carnal. Su originalidad reflejada de alguna forma en el título, es la forma de su representación que requiere de una rueda donde se han construido los diferentes escenarios que van moviéndose de acuerdo a la trama, esto para el cine es lo básico, en el Teatro como lugar fijo, requiere un entramado técnico imposible para algunos escenarios. El anillo va pasando de mano en mano de los diferentes actores: un médico lo recibe de una paciente agradecida y se lo regala a su esposa, ésta a su amante, éste a una conquista, ésta al muchacho del que está enamorada y éste a su amor platónico. Cada uno tiene sus razones y su personalidad, pero el anillo tiene viaje de ida y vuelta pues el sujeto del amor platónico del muchacho es la paciente agradecida del médico. Así que los enredos se van deshaciendo y la rueda vuelve a girar pero en sentido inverso. No falta la moraleja, claro, intuida, no expresamente escrita. El médico es el hombre trabajador, clemente y fiel; su esposa la aburrida que camino de la madurez busca una ilusión en la recámara; el amante también decide mejor buscar el amor tierno y joven de una alumna; la muchacha haría cualquier cosa por su muchacho, incluso convertirse en la amante de su profesor y el dicho muchacho aún está en la inmadurez de su adolescencia. 


@ 2023, by Santiago Navas Fernández.

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