Es tradición en los hermanos, poetas y dramaturgos, Joaquín (Utrera, 1873 - Madrid, 1944) y Serafín (Utrera, 1871 - Madrid, 1938) Álvarez Quintero, usar en sus composiciones el deje andaluz tal y como se habla y no "traducido" al castellano, fórmula imprescindible para entender muchas de las situaciones que se dan entre sus personajes y en la vida diaria ¡no ni ná! Llevado al tópico, pareciera como que todos los naturales de aquellas tierras contaran un chiste o hicieran una gracia, soltaran un chascarrillo o lanzaran un piropo cada vez que hablan, pero no es cierto, tópico es tópico y bien vale para la comedia, pero la realidad es otra.
Con el número 180 de la colección Alfil de Teatro, nominado como EXTRA, recibimos unos entremeses de los famosos hermanos que lanzaron al mundo obras de entretenimiento basados en el habla y los dejes de Andalucía, particularmente de Sevilla, de donde ellos eran naturales. Vamos a verlos uno a uno porque aunque cortos, merecen la pena, pues se usan por aficionados para el disfrute de pequeños actos. El rotundo éxito de los Hermanos Álvarez Quintero consistió en poner las cosas fáciles, tanto para el público como para los actores. Las mujeres siempre acaban bien y son figuras notables, los hombres carecen de maldad aunque haya alguna pillería. No siempre la acción se sitúa en Andalucía. Las obras de los Quintero rompieron con el topicazo andaluz, mostrando una enorme variedad de tipos y formas, aunque también es cierto que el acento y la gracia de dicho hablar creó una imagen fija que se corresponde solo a medias con la realidad. Así pues, de tan magnífica y sencilla trama, los grupos teatrales han tomado los entremeses de los Quintero como si fueran platos de menú ¡válgame el juego de palabras!
Entremés estrenado en el Teatro de la Zarzuela el 2 de julio de 1897, ubicado en el barrio de San Bernardo de Sevilla junto a unas tapias y unas rejas donde se ha atado un burro que está esquilando un vecino. A poco se acercan un "corredor" con un comprador al que le insinúa que compre el burro, pero que le deje a él para hacer el trato porque ve al fulano un poco listón y lo mismo pide por el animal como si fuera una joya. Entre embates del lance nos irán describiendo al pobre asno como un enfermizo deshecho y comenzará el regateo tras un postureo previo. Como es lógico, hasta el final no descubriremos el golpe final, pero conste que el burro se va a vender sí o sí. A disfrutar del lenguaje escrito en perfecto deje andalú.
@ 2023, by Santiago Navas Fernández