El número EXTRA con el 690 de la colección teatral Alfil, nos trae bajo el nombre de TEATRO DIFÍCIL, una selección de títulos y autores programados en unas jornadas elaboradas por el diario Pueblo dirigido por Emilio Romero, para representar en el Teatro-Club Pueblo, de obras que normalmente no llegarían a los escenarios comerciales debido a la configuración de las obras. De hecho y según explica el editor en la introducción del volumen, algunos debieron ser sustituidos por carecer de los permisos necesarios para su representación, dado que este ciclo popular se produjo a primeros de los 70 del siglo XX y, aunque hoy nos parece impensable e incomprensible, la censura los podía no autorizar. Vamos a dedicar un espacio para cada autor de los reseñados.
José Ruibal Argibay (Xeve, Pontevedra, 1925 - Cuenca, 16/02/1999) fue un dramaturgo gran ideólogo de la llamada "generación simbolista". Hijo de una familia de clase media venida a menos como consecuencia de la guerra civil española, vivió en los años 50 en Uruguay y los últimos años del franquismo en Argentina y Estados Unidos. Su teatro crítico y de denuncia política, adopta un simbolismo y alegoría de forma continua. Su primera obra data de 1957 y la última, una sátira sobre el dictador y un doble suyo, se estrenó tardíamente en 1983.
"Curriculum Vitae". En esta obra de teatro farsa, nos presenta con la participación activa del público, una obra que requiere una explicación antes de comenzar a los asistentes. Las etapas de la vida de una persona con los requisitos que se deben tener para pasarla. Pero José Rubial se sirve de otras obras cortas suyas, que intercala en la acción general, por cierto, publicadas en el número 632 de esta misma colección y que ya vimos: "El padre" (ver aquí), "Los ojos" (ver aquí), "Los mutantes" (ver aquí) y "El super-gerente" (ver aquí), además de un trozo de la obra siguiente en este volumen.
"El Bacalao" es un fragmento que nos plantea la sociedad más alienada donde el pensar por libre está mal visto. Como en una especie de aquelarre propio del entierro de la sardina, se alza el bacalao como el ejemplo de la realidad que debe imperar ¡fuera la cabeza! que sólo ha servido a través de los tiempos para que los hombres se detengan a pesar por sí mismos ¿qué utilidad tiene eso? Y por tanto ahora, erigidos en jueces inquisidores, se condena a la humanidad pensante condensada en un sólo hombre, a la decapitación o aún mejor, a ser engullido por el bacalao.
@ 2025, by Santiago Navas Fernández