viernes, 13 de diciembre de 2024

EL ABANICO.


Carlo Goldoni (Venecia, 25/02/1707 – París, 6/02/1793) fue un dramaturgo que escribió en italiano, veneto y francés. Pronto decidió dedicarse a la escritura y pronto también se acogió al teatro cómico donde encontró su mejor opción. Autor de gran cantidad de obras donde traza acciones con personajes reales y contemporáneos, sacándoles el jugo del divertimento, colaboró en diversos libretos para Operas serias y también de las denominadas bufas. Y lo intentó en tragicomedias y tragedias, así como en Poesía y otras obras en prosa. Su éxito le llevó a vivir en Francia y a escribir una obra en dicho idioma, dirigiendo diversas obras y montajes en los teatros de París. El último año de su vida conoció el olvido y la miseria, pues la Revolución Francesa le retiró la pensión Real de la que vivía, que tras ser revisada se la volvieron a conceder justo al día siguiente de su fallecimiento. Adolfo Lozano Borroy (Zaragoza, 1907 - ) Escritor y periodista por afición que colaboró en el Heraldo de Aragón, médico por vocación, es autor de numerosas obras teatrales, así como de ensayos, traducciones y adaptaciones de obras teatrales españolas y extranjeras, especialmente italianas y en estrecha colaboración con el autor, que triunfó en los escenarios españoles.

El número 634 de la colección teatral Alfil nos trae una comedia en tres actos, precedida en el librito por una autocrítica y al dorso, la biografía del autor.

Divertido y entretenido enredo por culpa de un abanico y el cruce de amoríos y pretendientes en una sociedad muy limitada de un pueblo. Convive el noble conde en ruina pero con orgullo de clase, con el Barón que realmente tiene dinero y el señor y rico propietario, mientras alrededor giran el hostelero y su criado, el zapatero y el farmacéutico, junto con otros sueltos más, la joven aldeana y la mercera, y la señora de ciertas rentas con sobrina casadera. A la cual pretenden el señor y el varón, mientras a la joven aldeana, el zapatero y el hostelero. El Conde que da su palabra de "proteger" a ambas e intervenir en los casorios con un cierto sentido de la justicia y la equidad, mientras entre ellos rivalizan. El abanico que se le rompe a la sobrina es objeto de un regalo por parte del señor, que se lo compra a la mercera pero se lo da a la joven aldeana en secreto, para que ella, que sirve a la sobrina, se lo entregue, sin embargo, las circunstancias cambiarán y tendrá un largo recorrido en medio de dimes y diretes, peleas, enfados, duelos, confundidos y medias verdades.


@ 2024, by Santiago Navas Fernández

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