Alfonso Paso Gil (Madrid, 12/09/1926 - Madrid, 10/07/1978) fue un dramaturgo español, autor de sainetes dramáticos, comedias, tragedias y obras de denuncia social (dentro de lo que se podía) con situaciones y diálogos cargados de humor y originalidad aunque su estilo ha recordado a Jardiel Poncela (de hecho se casó con una hija suya) y otros autores anteriores. Hijo de sainetero y actriz, conocía el teatro desde la tripa de su madre, pero ejerció la profesión de periodista dentro de los cánones del régimen, hermano de padre de Antonio Paso Díaz. Además estudió Filosofía y Letras y Medicina, simpatizante de Fuerza Nueva, a veces trabajaba como actor también, viajó por todo el mundo presentando sus obras que superan las doscientas, aunque no todas se estrenaron. En 1968 llegó a tener 7 obras en la cartelera todas alcanzando el "no hay billetes" a diario y una obra suya "Enseñar a un sinvergüenza" tiene el récord de permanencia en cartel: 23 años. Acumuló numerosos premios y a los 51 años un cáncer pudo con él, está enterrado en el Cementerio de San Justo.
El número 603 de la colección de teatro Alfil, nos trae una comedia en tres actos, estrenada en el Teatro Alcázar de Madrid el 21 de junio de 1968, dirigida por el propio autor. El librito incluye autocrítica en el interior y cuenta con una breve biografía al dorso del librito. Por cierto, que al menos en el estreno, los actores variaban papeles en cada acto por ser historias conectadas pero diferentes.
Historia que busca entretener y reír basándose en una chicas que se dedican a la prostitución en un piso donde ejercen su profesión. Allí llega un hombre casado algo mayor que sólo quiere pasar un rato y charlar, pero con las manos largas, pero está muy nervioso porque piensa que su mujer le va siguiendo siempre. Entonces comenzará a sonar la puerta casualmente una vez tras otra. En una de ellas llega una compañera de la chica acompañada por un abogado porque la quiere denunciar por quitarle un cliente y el abogado, que en realidad es otro cliente, resulta ser el yerno del otro cliente. Ambos temen la presencia de sus respectivas ¿aparecerán?. Los enredos y situaciones de humor son constantes.
En segundo lugar, el piso ha sido alquilado por dos jóvenes estudiantes que pretenden a su vez dar clases y buscan clientes. Pero como el piso era lo que era, aún hay clientes del antiguo negocio y dos de ellos se presentan con idea de pasar un buen rato. El equívoco es evidente y el cruce de la conversación dará lugar a mal entendidos que llevarán a situaciones ridículas y graciosas para el espectador ó lector, enterado de las dos realidades de cada bando. Todo acabará aclarándose, claro.
Y en tercer lugar, nos presenta el mismo piso pero esta vez lo ocupan dos muchachas que han ligado con unos americanos. La primera ya tiene experiencia con ellos, la otra aún no, y no entiende casi nada de inglés. Los americanos de la base de Torrejón quieren beber, cantar y reírse. Luego, si aún tienen fuerzas, se supone que harán lo que han venido a hacer, ellas creen que será sexo, pero a ellos lo que les gustaría es otra cosa. Entre lo mal que se entienden y la disparidad de culturas, se crean situaciones humorísticas que paso aprovecha para hacer una crítica estructural también a las costumbres extranjeras. Algo de exaltación patriótica hay, sí.
@ 2024, by Santiago Navas Fernádez