viernes, 15 de abril de 2022

LOS DUENDES DE SEVILLA



Obra estrenada en el Teatro de la Exposición de Sevilla el 11 de octubre de 1929, durante la Exposición Iberoamericana que al día siguiente celebraría su día de gala en conmemoración de la Hispanidad. Había sido inaugurada en mayo de 1929 y se prolongó hasta junio de 1930 ¡ahí é ná! que diría la protagonista de la comedia creada para la ocasión por los hermanos Álvarez Quintero, los que mejor manejaban el costumbrismo y lenguaje andaluz, pero en particular el sevillano, precisamente para dar a conocer el vivir habitual de la ciudad que daba cabida al acontecimiento. Tuvo gran éxito, por cierto, e incluso animó las visitas a la decaída Exposición que ya iba medianamente transcurrida sin que se recibiera el público deseado. De hecho, esta comedia se escribió en poco más de tres meses.

Es tradición en los hermanos, poetas y dramaturgos, Joaquín (Utrera, 1873 - Madrid, 1944) y Serafín (Utrera, 1871 - Madrid, 1938) Álvarez Quintero,  usar en sus composiciones el deje andaluz tal y como se habla y no "traducido" al castellano, fórmula imprescindible para entender muchas de las situaciones que se dan entre sus personajes y en la vida diaria ¡no ni ná! Llevado al tópico, pareciera como que todos los naturales de aquellas tierras contaran un chiste o hicieran una gracia, soltaran un chascarrillo o lanzaran un piropo cada vez que hablan, pero no es cierto, tópico es tópico y bien vale para la comedia, pero la realidad es otra. En la obra conoceremos numerosos personajes, de variados orígenes sociales y costumbres, siempre en torno a la capital andaluza, pero no olvidemos que se trata de una imagen que se quería transmitir, siempre la realidad superará a la ficción. Para darle un sentido a la acción de mostrar lugares y costumbres, un madrileño aparece casualmente por allí y es acogido por la familia que lo trae y lo lleva, además, se enamorará de la tierra y por supuesto, de la graciosa protagonista, hija de esta familia que está a punto de profesar en un convento.

Los Duendes de Sevilla (que haberlos, "haylos") son esa magia invisible que envuelve y compone el carácter de la ciudad y de sus gentes. Los Duendes, inmateriales y etéreos no se ven, pero se sienten, invaden el cuerpo y encauzan el sentimiento; muchos años más tarde, el dúo "los del Río", pondrían de moda una canción que lo diría de otra forma "Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende". La obra presente, se divide en tres actos, a través de los cuales el espectador puede ver tres escenarios básicos: el patio sevillano de una casa acomodada (podría haber sido de una casa de vecinos, muy parecidas y habituales en Triana), el convento como representación de la implantación religiosa formal (recordad la importancia de la Semana Santa) y un rincón de una callejuela entre tantas que se encuentran en el casco histórico de la ciudad, entre la judería y las tapias del Alcázar, el barrio de la Macarena o cerca de las antiguas murallas, etc. Y la acción nos va a describir las excelencias que la ciudad ofrece al visitante, sin olvidarse de la trama que camina hacia el milagro que los Duendes de Sevilla van a favorecer. Así que tanto si conoces la ciudad como si no, vas a disfrutar ¡buena lectura!



@ abril 2022 by Santiago Navas Fernández

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