Irónica, satírica, así es el tono de la obra que usa ese medio para impulsar el mensaje de denuncia sobre la sociedad que nos rodea. Aunque se escribió en los años 70 del siglo pasado es imprescindible para conocer lo que ahora sucede; tiempos convulsos políticos de entonces tienen unas claras consecuencias posteriores, el uso del Estado como herramienta policial, la prensa, la democracia, etc. La obra evoluciona a partir del expediente de muerte accidental de un anarquista en las oficinas policiales de Milán, acusado de poner las bombas que provocaron un atentado mortal, que cayó misteriosamente desde una ventana al patio interior tras varios días de interrogatorio y que la investigación posterior determinó que se debía a un brote que sufrió el anarquista, con lo cual el caso se archivó. En este caso, Fo se inventa un personaje para que lleve el peso de la trama, entre diálogos alocados, situaciones imposibles y cierta radicalización de los personajes serios, va exponiendo el pensamiento racional, revestido de loco, pero como dice el refrán "los locos, los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad". Curiosamente el autor atribuye estos hechos a un suceso ocurrido en 1921 en EEUU, pero es en el prólogo de la edición publicada en 1974.
@ 2022 by Santiago Navas Fernández